No lo sobreprotejas
Las
familias, por su parte, también manifiestan su malestar ante la insistencia de
los educadores: se sienten incomprendidos en esta actitud y no siempre alcanzan
a entender la importancia de esta exigencia.
¿De qué
conductas estamos hablando?
Cuando se habla de sobreprotección excesiva,
se refiere a conductas como las siguientes:
·
Realizar en lugar de los hijos, aquellos aspectos referentes al
autocuidado, higiene personal, alimentación, vestido… que podrían hacer por sí mismos o serían capaces de
aprenderlo.
·
Estar excesivamente
pendientes de su seguridad, impidiéndoles moverse o actuar con cierta
libertad, por miedo a que le pueda ocurrir algo.
·
Reaccionar con prontitud ante
cualquier contratiempo o dificultad, no dando la oportunidad
a que los chicos o chicas intenten resolver por ellos mismos los problemas o
inconvenientes con los que se encuentran.
·
Mostrarse excesivamente compasivos sin necesidad.
Actitud
comprensible
Que las familias de los niños y jóvenes con
n.e.e. sean sobreprotectoras en exceso es una actitud comprensible.
Probablemente solo estando en su piel se alcanzaría a comprenderlo. Es posible
que esta sea la respuesta natural e instintiva a verlo más vulnerable e
indefenso.
También es una
forma de manifestar el amor incondicional, de hacerle la vida un
poco más agradable, haciéndole las cosas más fáciles. Probablemente, la
sobreprotección excesiva sea para las familias una
forma de “hacer algo por ellos”, de sentirse útiles como
padres y no permanecer con los brazos cruzados.
Por qué
no es adecuada
Sin embargo, la sobreprotección excesiva,
aunque resulte comprensible, es una actitud inadecuada porque en el fondo, ralentiza el desarrollo de la propia autonomía personal.
Cuando se habla de niños y jóvenes con n.e.e.
el objetivo principal de la intervención educativa es desarrollar al máximo su
autonomía personal. Es decir, que en la medida de sus posibilidades, estas
personas consigan el máximo nivel de autonomía y por tanto, cuanto menos
dependientes sean, mucho mejor.
Para unos chicos, por sus condiciones
personales, esta autonomía será muy limitada, pero para otros muchos, las
posibilidades de autonomía son mayores. La sobreprotección excesiva frena el desarrollo de su autonomía y aumenta la
dependencia.
¿Qué
hacer entonces?
Para estimular la autonomía la norma general
puede ser que todo
lo que su hijo o hija pueda hacer por sí mismo, sin poner en peligro evidente
su seguridad, que lo haga.
Se puede concretar en algunas actuaciones como
las siguientes:
·
Que realice en casa todos aquellos hábitos de autonomía
referentes a higiene personal, autocuidado, vestido, alimentación, etc que
tiene adquiridos en el centro educativo. Hablen
con sus educadores y hagan una lista de aquello que es capaz de hacer.
·
Tómense como compromiso que aprenda a hacer por sí mismo uno o dos hábitos al mes,
dentro de sus condiciones personales. Igualmente hablen con sus educadores y le
podrán indicar qué hábitos son más adecuados afrontar y cómo enseñarlos.
·
Cuando se encuentre con una dificultad o inconveniente, no
intervengan de inmediato: denle unos
instantes para que intente buscar alternativas y solución. Si es
necesario, pueden ayudarle facilitándole pistas u orientaciones para resolver
la situación.
·
Piensen que desarrollar su autonomía es lo mejor que educativamente
pueden hacer por su hijo o hija: eliminen pensamientos de compasión o la idea
de que ustedes lo pueden hacer mejor y más deprisa.
·
Aleccionen a los demás
miembros de la familia. A
veces, los que favorecen la sobreprotección no son precisamente los padres sino
otros familiares. Anímeles a contribuir al desarrollo de su autonomía.
·
Refuercen a su hijo o hija
por los logros que en
este aspecto consiga y háganle sentirse satisfecho por las conquistas
realizadas.
Cambiar actitudes de sobreprotección por actitudes
de desarrollo de la autonomía personal, no debe ser fácil, al contrario, es
complicado y requiere determinación. Probablemente se encontraran con personas
a su alrededor que no les comprenderán y reprocharán su cambio de actitud.
Los educadores, personas formadas
especialmente para ello, le animarán y le ayudarán a entender que están
realizando lo correcto. Desde este Blog os doy mi ánimo y apoyo.
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